Sam Roberts estrena disco

26 de agosto de 2008


El bueno de Sam ya está acostumbrado a ser clasificado con una etiqueta distinta cada vez que saca un nuevo disco. Del indie-rock de “The Inhuman Condition” a los ritmos más complejos de “Love At The End Of The World”, Roberts simplemente intenta ignorar los intentos de la gente por categorizar todo lo que hace. Se le etiquete de la forma que sea, Sam Roberts continúa siendo uno de los artistas de rock más excitantes de Canadá, aclamado en todo el país y con pequeñas legiones de seguidores repartidas por algunos lugares del mundo.

“Love At The End Of The World” está ya cogiendo forma como el disco más exitoso de su carrera tras llegar al n.1 de las listas de ventas canadienses. El retumbar de la batería y el bajo hacen que la música sea muy inmediata, lo que se aprecia claramente en el primer single “Them Kids”. La frase clave de la canción “I just don’t understand why the kids don’t know how to dance rock n roll” (No entiendo por qué los chavales no saben bailar rock n roll) se ha convertido en una llamada a las armas que demuestra la continuada vitalidad del rock. El ritmo palpitante es otra de las claves de la canción que da título al disco, con su guitarra bañada en reverb dando paso a una potente batería con reminiscencias rockabillys 50’s. Hasta las canciones más tranquilas como “Oh Maria” empiezan con una calmada introspección que evoluciona hasta llegar a un estribillo marcado por baterías afiladas, guitarras gordas y armonías celebratorias.

Junto a sus compañeros de grupo Dave Nugent (guitarra solista), Eric Fares (teclado, guitarra), James Hall (bajo) y Josh Trager (bateria), Sam se ha propuesto crear un disco con un groove más profundo que cualquier otro que haya hecho hasta la fecha. Dejando a un lado el aspecto rítmico, Roberts ve en este disco una continuación natural de sus trabajos anteriores, incluyendo su debut “We Were Born In Flame” y el aclamado “Chemical City” (Bittersweet Recordings 2007). Todos tienen el mismo enfoque de rock orgánico y con la melodía como elemento básico de todas las canciones.

“En mi cabeza Love At The End Of The World es una continuación de lo que he hecho en el pasado. Es simplemente escribir canciones que vengan de un lugar honesto y poniendo todos mis sentidos y fuerza a la hora de grabarlas. Escribir música para mi es como necesitar agua, es parte de quien soy”. Aunque Sam Roberts es de Montreal, donde nació y dio sus primeros pasos en el mundo de la música a mediados de los 90, la prensa no le relaciona con esa ciudad como a otros grupos indies más recientes. A él no le importa, se siente muy cómodo no formando parte de ninguna escena en particular. Sam continúa su viaje musical en sus propios términos, satisfecho y recompensado por toda la gente que en Norteamérica ha abrazado su visión y su música. “Nuesto viaje comenzó antes que muchas bandas de Montreal de las que la gente reconoce. A veces caminamos en paralelo aunque en un horizonte diferente. Soy feliz siendo el lobo solitario."

(info: BITTERSWEET RECORDINGS)

0 comentarios: